sábado, 10 de noviembre de 2012

Capítulo.

Mirada ajena. Comienza a llover. ¿Qué me viste, R? ¿Qué me leíste? ¿Qué le miro? Tal vez nada, quizá me recuerda a mi padre, quizás a ti. ¿Te enojarías? ¿Qué dirías? ¿Te burlarías de mí? O ¿dirías qué es normal, porque mira el mundo como yo lo hago? Él es un hombre cosmopolita a medias, con un pie en el pasado y otro en el presente moderno del cual tú te sientes tan orgulloso. Si, tal vez te molestaría saber que lo miro, porque encontrarías más similitudes entre él y yo, que entre tú y yo. 
Sigue bebiendo, no sé qué es lo que bebe, toma su libro y lo lee, le ofrezco un caramelo, me mira de reojo y dice no, moviendo la cabeza. Se levanta y se va, desaparece entre la multitud de gente que pasa alrededor de la plaza.
Hace tiempo que lo observo, pero él no lo sabe, tiene linda voz y bellas ideas, tiene ojos tristes. Escribe algunas veces, pero más que escribir habla, explica, hace. Se sienta y serio mira a todas partes o solamente a ninguna.  Es mayor, si, mayor, tiene la edad de un padre joven, me mira como hija cuando se pierde en mi pupila café.
Lo escucho, dice a veces cosas, cosas que saben dulces que terminan siendo amargas, o viceversa. Su mirada es triste, su perfil precioso. Le gusta todo, aprende todo. Sin embargo no eres tú, no sabe lo que tú, no me duele como tú, no lo amo como a ti, él es simplemente un recurso para saberme sana en esto de los sentimientos.
Tú querido R, nunca fuiste un recurso, tú eras el movimiento, el motivo de todo, cuando estabas allí contándome tus cosas de ciencia que parecían más un cuento de ficción futurista y perversa, a veces tu parecías una de esas cosas, tú y tú haciéndome feliz cuando me hablabas en ese tono poético en que los hombres sinceros hablan y diciéndome todas las cualidades que no tenía.
Era hermoso escucharte describir esas realidades alternas que no conocía, ya fueran estas buenas o malas, daba lo mismo, era tu voz y esa forma tuya de contar las cosas, que hacías que me sonrojara y sintiera dentro de mí la necesidad de amarte y no escribir jamás ¿para qué, si tú lo hacías mejor y sentías más que yo?
Pero no hay nada más que fantasmas y murmullos, tu voz a veces de fondo y esa música que escuchabas, que quisiera destruir porque es lo que me acerca más a tu recuerdo, ojala algún día la comprenda o ojala algún día pueda escucharte de nuevo explicándome todo lo que esta trae consigo, lo que pase primero estará bien, ambas cosas tomarán tiempo, tiempo, ese instante del que todos hablan cuando lo describen, que para algunos es muy largo y para otros es tan corto. 
Silvia Yulmaneli Moreno León.
Derechos Reservados. 

viernes, 19 de octubre de 2012

I see you.

Te observo…
Te observo…- pregono el anciano desde un mundo vecino.
-¿No lo ves? Te observo- las constelaciones se alinearon, la noche estaba tibia y acida,
Los humanos habían de llamarla de otro modo en el año de 2578, la noche ya no era noche, su nombre era capricho.
Los humanos eran obesos, casi simiescos, ya no necesitaban el agua para vivir, su alimento era la tierra seca y los insectos de grandes alas marrones.
Algunos nacían con inteligencia superdotada y podían abandonar la cueva de sus progenitores, mientras los que no, serían toda su vida como bestias, como los primeros cavernícolas.
Las polis estaban llenas de cultura para los superdotados.
Ya no existían los zoológicos de animales, ya solo eran museos de animales antiguos disecados o fósiles de perros y animales caseros de la antigüedad.
No había atmósfera, pero ya no importaba tanto, puesto que el sol estaba por secarse.
Todo era desértico, las mujeres superdotadas llamadas Irattás, eran altas y muy muy delgadas de labios carnosos y ojos grises, calvas y de piel azul.
Los hombres superdotados eran medianos, de cabellos gruesos y marrones, tenían pequeños ojos oscuros, su piel era rosa y llena de lunares verdes. Los labios parecían siempre secos. Se llamaban asi mismos Guanajisun. Y en su idioma se decían a todos (ellos y ellas) Pasuanz que significa los que saben mucho.
¿Cómo nacían de los humanos sobrevivientes? No se sabe a ciencia cierta como era que nacían, solo conocían que eran diferentes a todos ellos.
Su nueva investigación era encontrar como crear selvas o lugares llenos de árboles, querían experimentar un poco de la llamada sombra que venia descrita en textos encontrados en los subterráneos del planeta.
-Te observo- siguió diciendo el anciano Hugansen del planeta vecino.

Silvia Yulmaneli Moreno León.
Derechos Reservados. 

miércoles, 17 de octubre de 2012

Capítulo.

La ultima vez que fuí a Valle de Bravo, ya te llevaba dentro de mi corazón, escuchaba en mi cabeza a Caetano Veloso <<Visione del silenzio, Angolo vuoto, Pagina senza parole>>, pensaba en tí, te dibujaba y llamaba en silencio, mientras mi padre manejaba sobre esa hermosa carretera llena de casas y flores.
El calor lo inundaba todo y esa luminosidad parecía estar llena de melancolía. R... y parecía que todo estaba bien <<Una lettera scritta, Sopra un viso>> aunque tal vez no lo estuviera, aunque en ese tiempo existía la duda de que si podríamos estar juntos o no. No importaba, ambos ya estabamos metidos en el pensamiento de cada uno.
Tú, mi querido sastre o más bien mi tejedor de sueños, eras tierno, mucho más de lo que eres ahora. Mi pequeño niño de ojos tristes. 
<<Di pietra e vapore, Amore, Inutile finestra>>

Silvia Yulmaneli Moreno León.
Derechos Reservados. 


domingo, 7 de octubre de 2012

...

Imaginaba a R en todo momento, a veces me asomaba a la ventana y parecía verlo allí de pie, sobre alguna pared o sobre su auto esperándome bajar.
A veces cuando dormía extendía mi brazo como si estuviera dormido a lado mio; mis sueños son tan reales que a veces imaginaba que estaba allí y le besaba su oreja con ternura; podría sentir su hermosa y tersa piel morena, pero luego amanecía, despertaba y él no estaba. ¿Ya habrá leído la nota? Si, es así ¿por qué no viene por mí?.

Silvia Yulmaneli Moreno León.
Derechos Reservados. 

viernes, 24 de agosto de 2012

Capítulo.

Qué extraño, bueno debería ser normal, que tenga un vació o mas bien, que tenga un aburrimiento de todo, no veo la televisión desde hace mucho tiempo, no tanto por el trabajo, sino porque no hay nada que me interese.
Quisiera leer algo, hace tiempo me concentre en un escritor, pero me canse de no sentir ya nada al leerlo después de la segunda obra, busco ahora algo que reduzca mi alma a cenizas, pero no aparece nada.
¿He cambiado? No lo creo, mentalmente me siento igual que cuando era pequeña, bien de eso no quiero hablar, tampoco es de mi interés.
Sonríe un poco, la tarde es perfecta para salir a pasear.
Decidí explorar este lugar nuevo, salí de mi departamento, cerré con llave, la cual guarde en el bolsillo izquierdo de mi vestido. Baje por mi bicicleta y fui a pasear.
No sé porque mientras pasaba por las calles, imaginaba a R. en bares de fondos rojos sonriendo con muchas mujeres, besando a otras y enamorado de una; hasta podía oler en sus labios un poco de licor, tal vez iba vestido con su hermoso y brillante traje gris y una corbata, era un dandy.
Hace tiempo que no sueño con él y tampoco lo reconozco, es un recuerdo, un recuerdo asimilado y perturbador.
Me doy cuenta, que ya ha pasado una hora desde que comencé a pasear, por allí alguien escucha música italiana y se siente aun más bella la tarde, que me recuerda a las de donde yo vengo; el sol se pasaba sobre las copas de los arboles y yo las miraba desde mi ventana, entonces me entristecía como justo ahora, pero no quería que llegará la noche, aunque doliera esa sensación deseaba que siguiera allí, seguir mirando ese monstruoso espectáculo y estar sola.







Silvia Yulmaneli Moreno León. 
Derechos Reservados. 


lunes, 30 de julio de 2012

Capítulo.

Hace tiempo pensé en estudiar literatura, me encantaba leer y escribir historias; quizá porque no vivía mucho, porque prefería escribir las historias que quería vivir y no podía; el miedo me consumía por completo y me quedaba estática. Pero luego un buen día conocí a R  ¿de verdad lo conocí? A decir verdad, nos volvimos a conocer, hacía tiempo que habíamos estado juntos, fue en el tiempo en que uno es inocente y aunque a veces se dude, es el tiempo en que uno puede fingir más facilmente que algo de su vida no le molesta.
R... ¿dónde estás? ¿Por qué no has venido? ¡Qué importa! Dejo el cigarrillo, lo escondo aún, como si R pudiera oler desde donde está que estoy fumando. Nunca se lo dije, pero fumo cuando tengo ganas, no es delicioso fumar, pero es delicioso hacerlo a escondidas, a escondidas es delicioso todo. Das ist die Zeit der Liebe, Die Zeit der Freunde und des Abenteuers...
Disfrutaba a escondidas a R... de esa forma me fascinaba y aunque estuviéramos juntos era un poco a escondidas, porque para el mundo yo era...yo era, no recuerdo lo que era, pero R... R era y es el verdadero santo y como santo lo adoro, adoro bañarme con su olor sacro y besarle todo.
Debo levantarme, una noche más sin dormir, pero qué importa, tengo que ir a trabajar. Ah R... cuando estaba con él mi único trabajo era estar presentable para cuando llegará y cenar o cenarnos.
C'est le temps de l'amour. Le temps des copains et de l'aventure. 







Silvia Yulmaneli Moreno León. 
Derechos Reservados. 

miércoles, 20 de junio de 2012

Cuento 1.

Lo conocí en octubre, tenía una bella mirada dentro de esos ojos oscuros y una sonrisa cálida. Era mi vecino, vivía en el departamento con mi prima. Hacía tiempo que nos observábamos pero no sabíamos porque simplemente nuestras miradas nos llamaban como imanes.
Nos sonreíamos pero no eramos capaces de decirnos hola.

Silvia Yulmaneli Moreno León. 
Derechos Reservados.